Cuando estás arropado en la cama, donde no puedes engañarte a ti mismo, es el momento de darte cuenta de lo trascendental de la vida. No es un simple "yo soy yo y mi circunstancia" como decía Gasset, es más enrevesado de lo que el gentío puede llegar a entender. Pocas cosas son realmente importantes, aunque gente como mi persona, no sabe apreciar que debe ser importante o no debe serlo.
Muchas reflexiones vagan en la cabeza del que a media noche, se para a pensar en el futuro. Pocas son tan importantes como el amor, la soledad o el olvido de si mismo. Pues bien, cuando tratamos de diferenciar entre si algo es importante o no, depende de la cantidad de muescas,mellas y hendiduras que tenga la mente del mismo.
Vengo a decir que la preocupación no es más que la disyuntiva entre dar importancia o no a cada una de las situaciones cotidianas. Pero es mas complejo que la trivialidad de la lista de la compra, es algo que incluye demasiados factores.
Factores como la afectividad, simpatía o como se quiera llamar, pero es algo que es demasiado intrínseco, demasiado "importante" como para no tenerlo en cuenta.
Cuando estás arropado, pueden venirte a la mente una infinidad de situaciones en las que deseas verte o en las que no querrías ni aparecer. ¿Será esa la motivación para cambiar nuestra forma de vida? ¿Cambiamos cuando estamos a punto de quedar incoscientes? ¿De verdad recordamos lo que dijimos hace ocho horas?¿Tan dificil es aceptar la dificultad de saber tomar las decisiones adecuadas en el momento adecuado?
viernes, 24 de septiembre de 2010
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