Si has llegado a interpretar las miradas, gestos, expresiones de cada una de las personas que influyen en tu día a día, en tu forma de ser, etc. has llegado al punto donde la verdad es tan amarga como el peor de los vinos. Pues en cada sonrisa simulada, en cada mirada hacia la nada existe un castigo que te presiona el pecho, te lo hunde hasta el punto en el que solo sabes ver lo peor de la vida.
Traduces cada movimiento de la cara, con un detalle que te asusta, puesto que te crees capaz de leer los juicios de cada situación en la conciencia del que observas, y como es lógico, te da pavor ver que en realidad, la risa es pena, un cambio de conversación es la nimiedad, la verdad es la pura mentira....
El dolor que se experimenta llega a materializarse en forma de caras largas, comentarios bruscos e incomprensión. La moneda de cambio es el rechazo, ya que el REALISTA por asi decirlo, es el raro, excéntrico,etc. y solo recibe frases como: " a mi no me pasa nada contigo, eres tú el que esta extraño".
Parece que es ímpio saber lo que esta sucediendo de forma objetiva, aparte de lo que conlleva que no es poco. Te daña de una manera muy profunda en el alma, te corroe saber que gente que creías cercana, de confianza, te tiene como a uno mas entre la pila.....¿Cómo se puede dormir habiendo visto en la cara de X, como sonreía a Y de esa manera que a ti te hacía? Es como una garra, la Espada de Damocles que temías y que al fin, te ha marcado.
domingo, 5 de septiembre de 2010
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1 comentario:
La mirada apenada que a tientas descubres tras esa sonrisa fingida, el brillo inusual de sus ojos, aquel que confiesa quererle, el saludo forzado y el saludo que no termina, una lágrima, un gesto, una señal… La duda y la certeza. El dolor de la verdad, el dolor del realismo. La verdad más dolorosa es la propia verdad, pero… ¿Acaso es mejor vivir en la ignorancia?, ¿mostrarte indiferente a la más pura verdad?
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